Vivir estremeciéndose
En un mundo tibio y mediocre, pacato, cobarde e hipócrita, donde la gigantesca mayoría cede, negocia y hace concesiones, de repente tropezarse con un radical es una lección de entereza, de convicción profunda, de severidad física y espiritual. Aunque no estemos de acuerdo con ellos, aunque estén equivocados, sus excesos nos recuerdan un principio fundamental: que la vida sólo merece ese nombre en los extremos. Quienes se mueven en el centro tienen derecho a crecer, a reproducirse y a morir, pero sólo aquellos que caminan por bordes peligrosos y eligen los límites como sus territorios cotidianos, sólo ellos sienten el verdadero estremecimiento de estar vivos.

Créditos
[icon name='user-md' title='Autore'] • Mario Mendoza •
[icon name='envira' title='Sorgente'] • Buda Blues •
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