
El frenético. – ¿No habéis oído hablar de aquel hombre frenético que en la clara mañana que precede al mediodía encendió una linterna, corrió al mercado y gritaba incesantemente: «¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!» – Como allí justo estaban juntos muchos de ⋯