¿Quién no teme la llama que es oscura?
¿Quién, porfi ado, no salva su universo?
Tiene la paz amurallada espuma
con que es ave ligera.
¡Ay, pero toda, toda luz se gana
al precio de nuestras tinieblas!
Plenarias las cosas nos reciben:
¿Quién propone ⋯
Basta un simple soplo para que tu vida se derrumbe como un castillo de naipes, y a veces ni siquiera eres tú quien ha soplado.
Pero no hay que allanar los baches del sendero que hemos recorrido, sino del que nos queda por recorrer, ⋯
Y al final como bien sabían ellos, la vida era eso y la muerte ponía todo en su sitio. Limpiaba la casa y cerraba la puerta para decir: esto has sido.
Y ante el miedo representamos un papel, a veces a disgusto, otras con ⋯
En el apego de un hombre a su vida hay algo más poderoso que todas las miserias del mundo: el juicio corporal equivale al espiritual y, en consecuencia, el cuerpo retrocede ante el aniquilamiento. El hombre es al absurdo como el absurdo es al ⋯
Si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: «Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella?», podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: «Ésta es mi conclusión sobre ⋯
No hay nada que refuerce más el absurdo que el hecho de acabar con la vida voluntariamente debido a la presencia del absurdo. Matarse es equivalente a confesar que la vida nos supera o, directamente, que no la hemos entendido al no hallar una ⋯
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin ⋯
Pocas tareas se asemejan más a la tortura de Sísifo que el trabajo doméstico, con su infinita repetición: lo limpio se ensucia y lo sucio se limpia una y otra vez, jornada tras jornada. ⋯
Amor me ocupa el seso y los sentidos:
absorto estoy en éxtasi amoroso,
no me concede tregua ni reposo
esta guerra civil de los nacidos.
Explayose el raudal de mis gemidos
por el grande distrito, y doloroso
del corazón, en su penar dichoso,
y ⋯
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar ⋯
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