Darwin enamorado
La siguiente anécdota sobre Darwin y la experiencia del amor está recogida brevemente en El viaje al amor de Eduard Punset, bajo el mismo epígrafe que da título a este post.

Ya avanzada su década de los veinte años, Charles Darwin, un hombre aparentemente tímido y nada romántico, decidió que era hora de considerar la posibilidad de casarse. Como relata el psicólogo clínico británico Frank Tallis, la idea no le entusiasmaba en absoluto. Acababa de regresar de cinco años de libertad total en el Beagle, en un viaje alrededor del mundo. En una hoja de papel trazó dos columnas: razones para casarse y razones para no hacerlo. No le costó en absoluto rellenar la segunda columna: tendría menos tiempo para dedicarse a sí mismo, para ir al club de caballeros que frecuentaba, para leer. Darwin añadió en la columna negativa que tendría que perder el tiempo aguantando a los familiares de su futura esposa y que dispondría de menos dinero para sus necesidades. Terminó la columna preguntándose: ¿Cómo podría ocuparme de mis asuntos si cada día me viese obligado a ir a pasear con mi mujer? ¡Oh! No aprendería francés, no viajaría al continente, no iría a América, ni de viaje en globo, ni a caminar en solitario por Gales… pobre esclavo….

La columna de los beneficios que aportaba el matrimonio le pareció muy difícil de rellenar. Al final sugirió que tener esposa era mejor que tener un perro. Lo completó con este apunte: Encantos de la conversación frívola femenina y de la música -cosas buenas para la salud-, pero menuda pérdida de tiempo.

Unos meses más tarde, Darwin se enamoró locamente de su prima Emma Wedgwood. La voz del solterón empedernido se acalló definitivamente; no dormía, estaba desesperado por casarse con su dulce Emma, según recoge la correspondencia que intercambiaron. Su libertad de antaño ya no le importaba; solo quería estar junto a Emma, que le llenaba de felicidad. Creo que me vas a humanizar, a enseñar que existe una felicidad mayor que la de tejer teorías y acumular hechos en silencio y soledad.

El proceso de conversión de soltero escéptico a marido amante siguió tras el matrimonio, que llegó a tener diez hijos. Darwin se alejó de sus actividades anteriores y disfrutó de una vida familiar plena. En las semanas que precedieron a su matrimonio, Darwin apuntó en su diario: Qué pasa por la mente de un hombre cuando dice que está enamorado… es un sentimiento ciego.

El amor es ciego también expresa la naturaleza subconsciente del amor. El amor es, ante todo, un impulso ancestral circunscrito a una parte muy pequeña del cerebro, pero enormemente complejo. Este instinto de fusión con otro organismo influye y se ve influido por el resto del sistema emocional, incluido el interés sexual. Como sentencia Darwin en La expresión de las emociones en humanos y animales, existe una clara conexión entre la teoría evolutiva y la psicología. Las emociones pueden comprenderse en función de su fin o utilidad. Se entiende que el amor, la memoria, el lenguaje, la emoción y la consciencia tienen toda una función, que son a su vez el resultado de millones de años de selección natural.

Créditos
[icon name='user-md' title='Autore'] • Eduard Punset •
[icon name='envira' title='Sorgente'] • El viaje al amor •
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