Apuntes sobre la Divina Comedia
La Divina Comedia es el relato fantástico del mas allá con el cual Dante quiere indicar a los hombres el camino para huir de las pasiones terrenas y llegar a la iluminación de la fé, pasando a través de la concientización y la expiación de las propias culpas. Perdido en el oscuro bosque del pecado el poeta emprende un camino salvífico en el cual sera guiado a través del infierno y el purgatorio por Virgilio, símbolo de la razón humana, después a través del paraíso por Beatriz, símbolo de la ciencia divina.

Cronologia de los eventos
La primera parte del viaje se desarrolla en el infierno: un enorme remolino en forma de cono invertido subdividido por nueve círculos concéntricos donde están colocados los pecadores, obligados a expiar sus propias culpas con terribles penas. Después de haber pasado el río que separa el reino de los vivos con el reino de los muertos, Dante y Virgilio, entran en el limbo donde encuentran las almas vivas no bautizadas y los virtuosos que vivieron antes de Cristo, entre ellos en gran Homero.

 ⋯ Llegan después en la verdadera entrada del infierno, donde el monstruoso Minos enjuicia a los pecadores y en base a las culpas los asigna a uno de los sucesivos círculos infernales. Los primeros condenados que Dante encuentra son los lujuriosos, abrumados por un viento incesante; el circulo sucesivo es dedicado a los golosos flagelados por nieve y cielo; después encuentra los avaros y los pródigos que empujan con el pecho pesadas rocas. La primera sección, dedicada a quienes en vida no han sabido dominar las propias pasiones, se concluye con el circulo de los iracundos y los perezosos, sumergidos en las aguas fangosas del rió Stige. Superado el pantano, Dante y Virgilio, entran en las murallas de la ciudad infernal de Pite; aquí encuentran a los heréticos, sepultados en sarcófagos envueltos en llamas; los violentos contra el prójimo sumergidos en sangre hirviente; los violentos consigo mismo, transformados en árboles nudosos; al final, los violentos contra Dios, flagelados por una lluvia de fuego. Mas allá de un acantilado escarpado, los dos, llegan al octavo circulo compuesto por las diez caras de los fraudulentos, entre éstos Dante encuentra a los papas corruptos y predice la condena de su enemigo, el papa Bonifacio VIII; entre los consejeros fraudulentos se encuentra también Ulises, el héroe del engaño. Superando las vueltas o girones, llegan al lago helado de Cocito, donde inmergen los traicioneros. Al centro del lago que coincide con el centro de la Tierra está clavada la más terrible de las criaturas infernales, Lucifer, que con sus tres bocas mastica los peores traicioneros de la historia: Bruto, Casio y Judas. Sujetándose de la capa del terrible demonio, Dante y Virgilio, bajan a través de un túnel que lo conducen al aire libre, a los pies de la montaña del purgatorio. Desde aquí, después de la terrible bajada pueden finalmente subir hacia la salvación.

El segundo cántico de la Divina Comedia es dedicado al tema de la esperanza. En ella Dante cuenta su viaje a través del purgatorio, donde las almas de los penitentes se liberan de sus propios pecados para ser digno del reino de los cielos. Salidos finalmente del abismo infernal una atmósfera completamente nueva se presenta delante de los ojos del poeta; el paisaje es solitario y silencioso; el cielo estrellado se ilumina poco a poco y la montaña del purgatorio se erige majestuosa desde las aguas del mar. Dante y Virgilio suben la montaña y atraviesan la primera zona que se parece a un vestíbulo, donde encuentran las almas de los muertos descomunicados y aquellos que tardaron a arrepentirse de las propias culpas; éstos deberán esperar mucho tiempo antes de poder acceder a las purificación. Superando un valle floreado, los poetas llegan a la puerta del purgatorio. Aquí un ángel incide con una espada, en la frente de Dante, siete P: símbolo de los siete pecados capitales que encuentran expiación en las siete cornizes de la montaña. Subiendo, los dos poetas, encuentran a los soberbios cargados de rocas, los envidiosos que tienen los labios cocidos; los iracundos envueltos por un humo acre; después los perezosos obligados a correr en círculos; los avaros y los prodigios amarrados en la tierra; los golosos tentados por frutas perfumadas y al final los lujuriosos envueltos en las llamas; llegan así a la último nivel, aquella que lleva a la cima de la montaña y al esplendido jardín del Edén. Este es el lugar donde las almas, después de ser purificadas, regresan a la condición de inocencia originaria. Aquí Virgilio se despide para dejar a Dante una guia mas digna: sobre un carruaje triunfal aparece Beatriz. Sera élla a conducir al poeta, ya libre del pecado, hacia la felicidad del paraíso.

 ⋯ En la cima del purgatorio está saliendo el sol cuando Dante se da cuenta que no está mas sobre la tierra sino que vuela junto a Beatriz hacia el tercer reino. El paraíso está compuesto por nueve cielos, cada uno dedicado a un planeta o una estrella. Dante y Beatriz llegan al primer cielo, aquel de la Luna, donde encuentran las almas de los hombres píos que forzados por voluntad ajena se substrajeron de los promesas hechas durante la vida; en el cielo de Mercurio encuentran las almas de aquellos que en vida conquistaron buenas famas con sus acciones y donde Dante encuentra el emperador Justiniano, símbolo del equilibrio perfecto entre el imperio y la iglesia; subiendo, Dante y Beatriz, entran el cielo de Venus, donde encuentran las almas de los espíritus amantes; en el cielo de el Sol, aparecen los grandes filósofos de la Edad Media, como San Tomás y San Buenaventura donde hacen una gran alabanza a los fundadores del orden de los mendicantes, San Francisco y Santo Domingo. De repente Dante se da cuenta de haber llegado al cielo de Martes: aquí se encuentran las almas de aquellos que murieron combatiendo por la fé, entre los cuales Cacciaguida, lejano pariente de Dante, que en su relato hace emerger la imagen de la antigua Florencia, aun más pequeña, sobria y honesta. En el cielo de Júpiter, se encuentran las almas de los soberanos justos desde el rey David hasta Trayano, el emperador romano convertido a Dios; llegando al cielo de Saturno, dedicado a los espíritus contemplantes, Dante ve aparecer, delante de él, una escalera de oro a través de cual entra en el cielo de las estrellas fijas, donde las almas cantan las alabanzas de Cristo y la Virgen. Acercándose a Dios, el poeta tiene que sostener el último examen antes de entrar en el noveno cielo donde aparece una primera imagen de la divinidad, un punto luminoso circundado por nueve círculos de luz. Dante puede acceder ahora al Emporium, cielo espiritual más elevado de aquel material. Beatriz se aleja y el místico San Bernardo conduce el poeta hasta la presencia de Dios. Aquí puede sostener finalmente la visión de la luz divina hasta fundirse con ella y arrebatar el misterio de la divinidad. El sumo poeta ha completado su misión profética y puede ahora comunicar a la entera humanidad el camino para la salvación y la libertad.


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